Editorial: Doedytores
Año: 2016
Guion: Marcelo Pulido
Dibujo: José Massaroli
Reseña: Rash
Corrector: Mena
Mucho antes de empezar a leer la historia que nos ofrecen Marcelo Pulido y José Massaroli, uno puede intuir que tendrá de protagonista al que recordaríamos como el guionista de la primera versión de El Eternauta. Y que, sabríamos después, fue tomado muchos después como un alter ego del mismo Oesterheld. Hasta llegar a ser un personaje de la segunda parte, publicada en los años setenta por el mismo autor, de la cual todos saben que fuera escrita en la más absoluta clandestinidad.
Y es en forma de homenaje, que años después de la desaparición de H.G.O., que Pulido y Massaroli rescatarían aquel Germán de ficción para traer a nuestros días al verdadero.
UN GERMÁN PERSONAJE
En esta ocasión el guionista no solo se cambia de lugar en el escritorio, para ocupar la silla en la que apareció por primera vez el viajero de la eternidad. Sino que quiere contarnos su propia versión de la historia. De aquello que tuvo lugar con el regreso de Juan, en su reencuentro con Elena y Martita, y de que lo dejaran en medio de la calle con la incógnita del “¿Será posible?”.
Y es cuando nos enteramos que mientras sucedía eso, un grupo de dos Manos —extraterrestres con más de diez dedos en la mano—, aterrizaban con una nave cerca de la casa de un amnésico Juan Salvo; para luego ir a perseguirlo y hacer que no tenga oportunidad de divulgar el relato que aquel le dijera sobre los futuros planes de los Ellos, sus amos.
Porque si alguien llegase a divulgar todo, para el año 1963, se perdería el efecto sorpresa de la invasión hacia Buenos Aires.
EL VERDADERO GERMÁN
Si relacionamos la manera en que nos presentan a este guionista —un Germán que busca a toda costa prevenir al mundo de los males que están por venir, para lo cual debe publicar el guión de una historieta que es parte argumento y premonición de un futuro apocalíptico— es como si estuviéramos rescatando al de la versión original. Aquel que era publicado en la revista Hora Cero Semanal.
Pero en El Manuscrito puede verse que las intenciones que este persigue, aunque sigan siendo las mismas, ocurren en un contexto muy diferente al de sus versiones anteriores.
Ahora se presentaban muchas dificultades para publicar el guión de Germán. Porque tras la irrupción de los Manos, estos, luego de aterrizar de su nave, convertirían a un par de policías en Hombres-Robots, logrando al poco tiempo convertir a toda una comisaría en pupilos teledirigidos que buscarían a Germán por todas partes.
EL MANUSCRITO
En este punto se podría decir que los autores encontraron la manera perfecta de adaptar la persecución orquestada por los grupos de brigada militar que persiguieron al verdadero Germán Oesterheld en su época de militante político en Montoneros.
Referenciando además una residencia en el Tigre que muchos aseguraron que tuvo el autor durante unos meses y que vuelve a ser citada —en realidad algunos años antes que en El Manuscrito— en las páginas de la colección Universo Eternauta, en la historia escrita por Maiztegui y Solano López llamada “El Fin del Mundo”.
En ella, Favalli le cuenta al Indio —uno de los tantos jóvenes que forman parte de la resistencia— que años atrás, cuando buscaba saber sobre lo que había ocurrido en verdad con la invasión de los Ellos, se encontró en una casa del Tigre con el manuscrito abandonado de un escritor en el que se registraba todo lo que harían los Manos con la Tierra.
Ante este dato, y relacionándolo directamente con la obra de Pulido y Massaroli; podríamos decir que ellos nos resolvieron la incógnita acerca de quién había sido el escritor de “La Trampa de los Ellos” de la que hablaba Favalli.
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